Este libro de Borges versa sobre los distintos seres de la mitología, la religión, la literatura y la filosofía que tienen el carácter de imaginarios. La imaginación es una de las cualidades exclusivas del ser humano. Kant establece en su crítica de la razón pura que la imaginación trascendental es la clave para la existencia de la síntesis de la razón y las categorías. Einstein dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento.
Los seres que pueblan este libro maravilloso tienen su sede central en las mitologías y cuentos populares que pueblan el orbe. Así Borges nos habla de las ninfas, divinidades marinas. Del Ouroboros, la serpiente de la mitología nórdica hija de Loki que rodea todo el mundo y que en el Ragnarok matará a Thor con su veneno, que a la vez matará a la serpiente en la lucha entre dioses. La hidra de Lerna, cuyas cabezas se multiplicaban al ser decapitadas, a la que Hércules derrotará. También el perro Cerbero, de tres cabezas, que estaba a la entrada del infierno. Uno de los trabajos de Hércules será sacarlo del inframundo. Las tres cabezas del infierno las ha comparado Butler con las tres coronas de la tiara papal. También hay animales fantásticos creados por la literatura, como el ideado por C.S Lewis y los narrados con su habitual maestría por Kafka, el soñador de pesadillas. Las banshees, el zorro chino, el unicornio, la salamandra que según Plinio apaga el fuego con su simple contacto, Talos, el guardián de Creta. Las formas térmicas que según Rudolf Steiner existieron en nuestro planeta antes de que apareciera el ser humano. El mito de Lilith, la primera mujer de Adán que se convirtió en demonio y se dedicaba a cazar niños. El tema del doble, tan literariamente explotado por Stevenson, por Poe, por Henry James, por Dostoievksi y por Hoffmann.
Basta recordar dos invenciones filosóficas. La estatua sensible de Condillac, y el animal hipotético de Lotze. La primera se define como una estatua que sólo está dotada del sentido del olfato, y cómo a partir de las sucesivas experiencias de este órgano va adquiriendo las distintas ideas y conceptos complejos como el mundo exterior, la conciencia, la memoria y la idea del yo. Condillac era seguidor de Locke y defendía la tabula rasa frente a las ideas innatas de Descartes. Sus tesis fueron muy aplaudidas por los enciclopedistas. El materialismo se iba abriendo paso a raíz del empirismo británico.
El animal hipotético de Lotze se basa en que tiene una serie de antenas, pero sólo puede sentir un estímulo a la vez. Estas antenas son el contacto con el mundo exterior. Las percepciones simultáneas no parecen posibles. La cuestión es cómo este animal percibe el universo sin el auxilio de las categorías kantianas.
Como en todos los libros de Borges, vemos su gran erudición en todos los autores que nombra, las enciclopedias, las citas de los latinos, las etimologías y su conocimiento infinito de los libros y las literaturas tanto occidentales como orientales.