Introducción a las ciencias del espíritu

Este libro es el inicio de una serie de textos en los que el filósofo alemán Wilhelm Dilthey trató de dar cabida a las ciencias del espíritu. La distinción entre ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza fue establecida por él. También Rickert, neokantiano, defendía esta separación. Cassirer más tarde hablará de las ciencias de la cultura en oposición a las ciencias naturales. La obra de Dilthey es poco conocida en España y en el mundo hispano. De alguna forma se le considera un filósofo menor, de transición entre el siglo XIX y el siglo XX. Nada más lejos de la realidad. Dilthey es uno de los fundadores del historicismo, que intentaba explicar en los hechos históricos y en la ciencia de la historia el resto de ciencias existentes. Ortega y Gasset habla de él en sus ensayos y define la postura de Dilthey como una filosofía de la vida. El mismo Dilthey llegó a decir que la vida es una misteriosa trama de azar, destino y carácter. Este volumen introductorio hace una serie de planteamientos cuanto menos novedosos. Trata de estudiar y abarcar las ciencias que estudian la sociedad desde un prisma filosófico, como la sociología, la religión o el derecho. Luego hace un recorrido por la historia de la filosofía hasta el siglo XVI, donde empieza el segundo volumen. Así tenemos las doctrinas de los presocráticos, estudiadas a fondo y con mucho detenimiento. Tales fue el primer filósofo que como tal existió. Su principio es que todo procedía del agua. El resto de presocráticos buscarán la esencia del cosmos en algún elemento predominante. Así Anaxímenes en el aire, mientras que Anaximandro pone al infinito como elemento creador al que todas las cosas vuelven tras perecer, según la sentencia del tiempo. Anaxágoras es tratado como el introductor del monoteísmo en la filosofía, al exponer que el nous o el entendimiento separó las cosas que estaban juntas. También habló de las homeomerías, partículas de cada uno de los elementos que están en todas las cosas. El todo está en todo, como dice Goethe en su Fausto. Sin embargo, Platón, en el Sofista, advierte que si todo estuviese en todo, nada podría ser conocido, pues deberíamos conocerlo todo. Aparte, proposiciones contradictorias serían verdaderas. Si nada está en nada tampoco habrá conocimiento. Es necesario que algunas cosas estén en algunas cosas para posibilitar la gnosis. Aristóteles define el ser como sustancia, de tal manera que la pregunta por el ser es la pregunta por la sustancia. También describe las cuatro causas que conforman los seres, la materia, la forma, la causa eficiente y la causa final. El libro sigue haciendo un recorrido por los escritos de la Edad Media, donde se estudian los problemas de la libertad humana con la omnipotencia divina. Santo Tomás y San Agustín son invocados como grandes reformadores de la filosofía antigua, y como grandes compiladores. El libro hace una breve reseña de la filosofía moderna, con la aparición de Descartes y la autoconciencia como primer peldaño del conocimiento.

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