La antropología es una ciencia de existencia reciente. Hasta el siglo XIX no se independizó de forma autónoma. Los primeros antropólogos famosos fueron británicos, con Frazer y Tylor como principales representantes. La rama dorada de Frazer iniciaría el camino para el estudio de los mitos, los ritos, las religiones comparadas y el estudio del hombre. Ya en el siglo XX Malinowski se haría famoso por sus estudios de campo en los pueblos de la Melanesia, labor que Franz Boas había ya iniciado con los pueblos del polo Norte. El mayor antropólogo del siglo XX tal vez sea Levi-Strauss, autor de este libro que estoy reseñando. Se trata de una serie de artículos de distinta temática, entre las que destacan el estudio de la magia y los chamanes, el sistema dualista, o las tradiciones de los pueblos de Indonesia. La formación de Levi-Strauss fue global y humanística en todos los sentidos. Fue el primer antropólogo en aplicar las leyes de la lingüística al estudio de la antropología, basándose en las enseñanzas del famoso lingüista Ferdinand de Saussure. Este lingüista suizo fue el padre de la disciplina y el primero en sostener que el signo lingüístico es arbitrario. El significado de una palabra no está relacionado de forma necesaria con su significante, es decir, con su idea. Los fonemas del lenguaje son inconscientes. La antropología estudia los fenómenos colectivos, que son de naturaleza inconsciente. Por eso Levi-Strauss también está influenciado por el psicoanálisis de Freud. Para el antropólogo francés la historia no se desvelará en un final con un sentido absoluto, sino que hay que recuperarla en sus estratos más puros, en sus orígenes. Este origen es el lenguaje. De alguna forma Levi-Strauss sigue toda la tradición occidental, que piensa que detrás de todos los fenómenos y como soporte de la conciencia existe un espíritu, el espíritu humano, que escribe la historia a través de sus actos. Las mayores influencias de Levi-Strauss como el mismo ha reconocido son el psicoanálisis, el marxismo, el pensamiento de Rousseau y la doctrina de Kant. Paul Ricoeur ha dicho que el pensamiento del francés no es más que Kant menos el sujeto trascendental. Lo cierto es que la antropología forma parte de las ciencias del espíritu, como defendió Dilthey en su magna obra. Estas ciencias se oponen a las ciencias de la naturaleza y abarcan la religión, el derecho, la mitología, la historia, el arte, la literatura, la música y la filosofía. También la antropología entraría como ciencia social, como la psicología de Jung o las tesis de Adler.
Debo decir que mis conocimientos de esta rama del saber son escasos. Me inicié con la lectura de la rama dorada de Frazer, un clásico que cualquier persona culta debe leer. Leí poco después algunos artículos de Malinowksi y hace muy poco accedí a una obra de Franz Boas. Mi conocimiento de la sociología también es limitado, ciencia ésta que tiene muchos puntos en común con la antropología al tratar el estudio de las sociedades humanas. Para terminar decir que me ha sido muy grata la lectura de este libro por los conocimientos que me ha aportado y por la fruición con la que he leído sus numerosas páginas.