En este amplio ensayo del escritor Roberto Torretti nos adentramos en la obra principal del que seguramente sea el mayor filósofo de la historia de Occidente, Kant. La crítica de la razón pura supuso un giro de 180 grados en el pensamiento posterior, como se ve en pensadores como Schopenhauer o Hegel. La crítica de la razón pura trata de los límites del conocimiento humano y de la posibilidad de la metafísica como ciencia. El eje central del libro gira en torno a los juicios sintéticos a priori y su existencia. Kant divide los juicios en analíticos y sintéticos. Los analíticos son aquellos cuyo predicado está implícito en la noción de sujeto, y por lo tanto, no requiere de la experiencia. Los sintéticos son aquellos que nos aportan nueva información a través de la experiencia, pues su contenido no está implícito en el sujeto. Ahora bien, existen juicios sintéticos a priori, esto es, que aportan nueva información pero que son independientes de la experiencia. Un ejemplo de ello es todo cambio tiene una causa. El cambio se percibe a través de los sentidos, pero la noción de causalidad es una categoría pura del entendimiento, que aplica a la sensibilidad para establecer lo que acontece. La novedad más reseñable es que Kant trata el tiempo y el espacio no como cosas en sí o entes independientes, sino como intuiciones puras o formas a priori de la sensibilidad, esto es, como ideales. Sólo esta visión nos salva de las antinomias o contradicciones de la razón pura al tratar los conceptos de tiempo y espacio como seres objetivos. Kant leyó atentamente la polémica entre Leibniz y Clarke acerca de la naturaleza del espacio y el tiempo. Recordemos a los lectores cómo definen estos autores estos conceptos. Clarke, defensor y representante de Newton, arguye que existe el espacio y el tiempo absolutos, independientes de los momentos y cuerpos y son la forma en la que Dios intuye el universo. Así, Newton llegará a afirmar que Dios percibe las cosas en el espacio absoluto como en su sensorio. Leibniz, por otro lado, tiene una postura relacional. Para el pensador alemán el tiempo y el espacio son órdenes de relaciones. El tiempo es el orden de sucesión y el espacio el orden de coexistencias, y no pueden existir independientemente de los cambios y los cuerpos. Obviamente, la tesis de Kant se aproxima mucho más a la de Leibniz que a la de Newton, aunque para Kant tiempo y espacio son modos de percepción del mundo, que tenemos a priori y sin las cuales nuestra sensibilidad no podría intuir absolutamente nada. El entendimiento aplica las categorías o conceptos puros del entendimiento a la sensibilidad para conformar la experiencia y la naturaleza. Así, tiempo y espacio son empíricamente reales, pero trascendentalmente ideales. El tiempo y el espacio están en nosotros, no fuera. Tendría que hablar mucho más sobre la deducción trascendental de las categorías y el problema de la cosa en sí, y asimismo debatir acerca de las ideas de la razón pura, que busca lo incondicionado y da lugar a las ilusiones trascendentales. Sin embargo, dejo al lector esta tarea, que seguro le será provechosa y le proporcionará una dicha sin límites.