La rama dorada

Las distintas ciencias del espíritu, como las denominó Dilthey, tratan de investigar las ramas humanísticas del ser humano. A estas ciencias corresponden todas las carreras de letras. Entre ellas podemos citar la literatura, la historia, la filosofía, la psicología y por último pero no menos importante, la antropología. Esta última ciencia tiene una historia relativamente joven, pues no fue hasta el siglo XIX cuando se fundó como objeto de ciencia. La antropología estudia al ser humano en su conjunto y su finalidad es entender al hombre. Por lo tanto, estudia diversas ramas como el origen de la ciencia, la religión, la magia o los principales mitos y sus relaciones. James Frazer, el autor de la rama dorada, es uno de los padres fundadores de la antropología, junto con Tylor. Esta obra está considerada un clásico entre los antropólogos y así lo atestigua Malinowski, uno de los más famosos antropólogos del siglo XX. De hecho, éste manifiesta que su elección por la antropología fue el hecho de leer la rama dorada. ¿De qué trata este vasto libro? Podríamos decir que es un estudio de una leyenda, pero la obra sobrepasa con creces este ámbito. La intención del autor es la de definir los cultos sagrados de las religiones, y en concreto el culto de la tierra que se hacía con el sacrificio de un rey para que su sustituto ocupase su lugar. El título de la obra viene de la Eneida, cuando Eneas y la sibila de Cumas presentan la rama dorada a Caronte, para poder entrar en el inframundo. Frazer analiza las costumbres de la magia, los orígenes de la religión y los mitos comparados. La tesis a la que llega es que estas ramas del conocimiento no están muy separadas de la ciencia. Así, el salvaje primitivo no ve distinción entre su persona y lo que alguna vez ha sido suyo, como las uñas o el cabello. Por eso piensan que los demonios y los brujos pueden acabar con su vida empleando estos objetos en su contra. Esta creencia ha sido común en todos los pueblos de la tierra habitada, sólo que en algunas tribus aún permanecen ya que la civilización no ha llegado a ellas. Se trata sobre todo de los pueblos más primitivos de África y Asia, y también de los melanesios australianos. Para Frazer la magia es anterior a la religión y es un estado previo a la ciencia, pues emplea el principio de causalidad, que sabemos desde Popper que es la esencia del método científico. Los reyes eran sagrados en casi todas las culturas y no podían comer carne o mantener relaciones sexuales en ciertos periodos, así como tampoco podían ser tocados por los súbditos a no ser que el propio rey se lo permitiese. La obra es un amplio estudio de creencias y mitos de todas las culturas que pueblan el orbe, incluido también el cristianismo. Se tratan temas como el animismo o la futura resurrección de los cuerpos. Estamos ante un clásico de la antropología, y ninguna persona que se quiera considerar culta debería dejar de leer esta obra tan descomunal.

 

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