La novela gótica ha sido un género poco explorado en la literatura. Pero a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, hubo un boom de la literatura gótica en el Reino Unido. Pocos habrán leído el castillo de Otranto, novela que inauguró el género de terror y en el que las apariciones fantasmales eran un recurso común del autor, Horace Walpole. A esta obra la seguirían otras famosas, como los misterios de Udolfo de Ann Radcliffe, que reinventó la novela gótica. Quizás la mejor de todas estas novelas sea el monje de Matthew Lewis. Pero este género estaba destinado a morir, cuando en 1820, un joven irlandés Charles Robert Maturin, escribió Melmoth el errabundo, libro que atraería las buenas críticas de los románticos como Byron. Su influencia en la literatura posterior se vería reflejada sobre todo en los autores franceses. Balzac escribió una continuación del libro, Melmoth reconciliado y Baudelaire alabaría su prosa y su poder narrativo. El libro está inspirado en la leyenda de Fausto y en la obra Manfred de Byron. Melmoth es un ser que ha vendido su alma al diablo a cambio de alargar su vida. Pero no todo está perdido. Si consigue encontrar a alguien que cargue con su destino, se verá liberado de la maldición y la condenación eternas. La novela empieza con la historia de John Melmoth, que acude a visitar a su tío, a punto de morir, para heredar su fortuna. Allí encuentra un retrato de un famoso antepasado llamado también Melmoth y un manuscrito que su tío tiene escondido en un cajón. En este manuscrito se encuentra la historia de Stanton, un forastero que está buscando a Melmoth desde hace décadas. Stanton tiene una visión de Melmoth en el mismo momento que una pareja de novios ha sido alcanzada por un rayo. Stanton es enviado al manicomio, donde Melmoth le visita y le ofrece escapar, pero éste se niega a aceptar su ayuda. La historia luego continua con el cuento del español, Alonso Moncada. Su familia lo confina a un monasterio, donde los monjes maltratan. Alonso intenta escapar con la ayuda de su hermano Juan y un parricida. Pero todo es una trampa y Juan muere. Alonso es enviado a los calabozos de la Inquisición. Allí Melmoth aparece y le dice que le ayudará a escapar. Se declara un incendio y Alonso escapa, encontrándose con un judío, Adonijah, que le pide que transcriba el cuento de la india. Inmalee, una indígena de una isla del océano Índico, conoce a Melmoth, que le muestra las miserias del mundo que sufre y le habla del dolor que causan la sociedad y las religiones. Inmalee se enamora de él, pero Melmoth se marcha durante tres años. Inmalee ha sido adoptada por una familia española que vive en Madrid y se la conoce como Isidora. Melmoth reaparece y lleva a Isidora a una capilla donde contraen matrimonio. Aquí se interpola la historia de los Guzmán, una familia que cae en la pobreza y para que el sufrimiento desaparezca, el padre de familia, Walberg, decide matarlos a todos. Pero en el último momento se descubre que le ha quedado una herencia de un pariente y todos se salvan. Luego se narra la historia del amante, una joven llamada Elinor, que es tentada por Melmoth pero que se niega a recibir su ayuda. Isidora está embarazada de Melmoth y confiesa que está casada con él. El hermano de Isidora se interpone en su camino y muere a manos de Melmoth. El hijo de Isidora muere, y ella es encarcelada en los calabozos de la Inquisición, donde ella suplica que su hijo muerto sea salvado.
Melmoth aparece ante John Melmoth y Alonso Moscada. Se encierra en una habitación y se oyen alaridos y gritos. A la mañana siguiente John y Moscada entran en el cuarto y no se ve rastro de Melmoth. Ha sido condenado por toda la eternidad al no encontrar un alma que soporte su castigo.