El autor de este magnífico libro, Ken Wilber, tiene una formación plenamente científica, pues es bioquímico, pero sus lecturas se extienden desde la psicología y la filosofía hasta la historia de las religiones, la ecología y la mística. En esta obra, el autor analiza los pensamientos de siete ilustres científicos sobre la relación entre la religión y la ciencia, es decir, los escritos místicos de científicos de primera entidad. Heisenberg, Schrödinger, Einstein, Jeans, Planck, Pauli y Eddington son los autores que Wilber ha escogido para su disertación.
Heisenberg destaca que el ámbito de conocimiento de la ciencia sigue un rumbo distinto del de la religión. La ciencia trata con el mundo externo, con los objetos. La religión trata con el yo y los estados de conciencia trascendentales Por este motivo no se pueden interferir en sus doctrinas. La ciencia no puede tratar con la realidad última, porque sólo describe la realidad, explica el cómo, no el por qué.
Schrödinger quizás sea el más místico de todos los científicos aquí estudiados. Con un amplio conocimiento de los Upanishads hinduistas, define la identidad entre el atman, alma individual, con el Brahma, Dios absoluto del hinduismo. También estudia la distinción kantiana entre noúmeno y fenómeno. El noúmeno o cosa en sí está vedado al ser humano. Es incognoscible para la conciencia. La ciencia estudia el fenómeno, que está mediado por las categorías que el alma humana aplica a la experiencia.
Einstein es el mayor físico que jamás haya existido. Revolucionó el mundo con sus ideas acerca de la teoría de la relatividad especial y general. Sin embargo el premio Nobel de Física le fue otorgado por su descubrimiento del efecto fotoeléctrico. Su mayor interés en cuanto a la relación entre ciencia y religión está en el concepto de libre albedrío. La ciencia es determinista y niega la libertad. La religión es indeterminista y afirma la existencia del libre albedrío. ¿Cómo sintetizar estas dos proposiciones tan contradictorias? Según Einstein, la respuesta no se puede encontrar en un Dios personal. Pues un Dios omnipotente significa que conoce lo que los seres humanos piensan y hacen, anulando de esta forma la libertad humana.
Jeans sostiene que el universo es un sueño, una percepción de un espectador universal. En sus propias palabras el universo se parece cada vez más a un gran pensamiento que a una gran máquina. Cita la doctrina de Berkeley de que esse est percipi, el ser es ser percibido. Las cosas no existan mientras alguien no las perciba, y Dios es el que percibe nuestras conciencias cuando nosotros no somos autoconscientes de nuestros estados mentales. El universo es por tanto un sueño de Dios, que lo percibe infinitamente.
Planck es el descubridor de los cuantos de energía, que se perciben de forma discreta. Para Planck la ciencia no podrá nunca alcanzar la verdad absoluta, pues nosotros somos parte de la naturaleza, por lo que tendríamos que dar el salto trascendental al conocimiento del espíritu desde la conciencia misma.
Pauli es el descubridor del principio de exclusión. Sus tesis son, junto con las de Eddington, que la ciencia sólo estudia la forma, pero no la esencia de la realidad. Como dijo Heidegger, la ciencia no piensa.