Cuadernos norteamericanos

La literatura norteamericana se ha destacado siempre por su excesivo realismo. Autores como Hemingway o Capote han pasado a la posteridad por su escritura objetiva. Pero a mediados del siglo XIX se dio una pléyade de escritores norteamericanos que influiría en la literatura posterior. Walt Whitman y su obra hojas de hierba; Herman Melville y su extraordinaria alegoría Moby Dick; Nathaniel Hawthorne y sus cuentos fantásticos, junto con la novela la letra escarlata.

 

En esta reseña voy a comentar los cuadernos norteamericanos de Hawthorne, una serie de notas que iba apuntando y donde desarrollaba las ideas para posibles argumentos de relatos o novelas. Hawthorne vivió recluido durante buena parte de su vida. Salía a pasear por las tardes mientras que escribía por las mañanas. Le dejaban la comida en una bandeja a la puerta de su habitación. En una ocasión le reconocería a Longfellow que se había enclaustrado no sabía cómo y que tenía miedo a salir. Durante unos cuantos años fue apuntando en su cuaderno las ideas que se le pasaban por la cabeza. La cronología data de 1835 hasta 1853, cuando ya había escrito la novela que le haría famoso. Hawthorne estaba imbuido por una férrea doctrina calvinista. El puritanismo y la religión son la base de la mayoría de los relatos. El concepto de pecado y culpa se vuelve fundamental. Uno de los argumentos que entrevió fue el de que una persona le pide a otra que ejecute un acto. El solicitante muere y la otra persona sigue ejecutando ese acto. Otro: una serpiente vive dentro del estómago de una persona durante años. La serpiente sería un símbolo del pecado. Este hecho molestaba a Borges. Decía que los mejores cuentos no deben tener moraleja y que Hawthorne estropeaba algunas de sus brillantes ideas por intentar darles un significado teológico. En su novela la casa de los siete tejados el argumento versa sobre la maldición de una familia, maldición que pasa de generación en generación, argumento basado en las doctrinas de la Biblia. Los mayores entendidos de la obra de Hawthorne, como Henry James, cuya admiración por Hawthorne es manifiesta, declaran que la obra maestra de Hawthorne es la letra escarlata. Borges difiere de ese dictamen. A su parecer, es Wakefield, el relato de unas páginas, la mejor obra de Hawthorne. Lo cierto es que el argumento de Wakefield es admirable. Un marido se va de su casa y vive en la casa contigua durante veinte años, tiempo durante el cual espía a su esposa. Al cabo de ese tiempo decide volver al hogar. Lo increíble de este relato hizo que Borges dijera que Hawthorne fue un precursor de Kafka. Si Kafka hubiera escrito el relato, Wakefield jamás habría regresado al hogar. Lo cierto es que fue en Estados Unidos donde nació la literatura del sinsentido. Wakefield, Bartleby el escribiente y la bestia en la jungla son sólo algunos ejemplos de lo que posteriormente Kafka desarrollaría. Personajes que no tienen lugar en el universo, pero que existen. El principio de plenitud establece que no hay posibilidad que quede sin realizarse. Toda potencia llegará a ser acto. En un universo infinito, esas posibilidades tienen que darse. Desgraciadamente para nosotros, cualquiera puede ser Wakefield, incluso tú, querido lector.

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