El honor perdido de Katharina Blum

Novela escrita en 1974, dos años después de recibir su autor, Heinrich Böll, el premio Nobel y llevada a la pantalla por Schlöndorff, el honor perdido de Katharina Blum es una novela que no ha perdido un ápice de actualidad que en su momento la convirtió en un éxito de ventas: los números hablan por si solos. El año de su publicación se vendieron  doscientos mil ejemplares y en poco tiempo fue traducida a dieciocho lenguas distintas. Böll, nacido en 1917 en Coloni y muerto en 1985, muestra en este libro las terribles consecuencias que pueden tener sobre la vida del individuo la prensa amarilla y sensacionalista. La protagonista, sometida a todo tipo de vejaciones y acosada por el poder de la prensa, llega a cometer un crimen con tremenda sangre fría. Lo peor del caso es que no se arrepiente de lo sucedido. El personaje protagonista está basado en un hecho real, y se pueden percibir los ecos de otro personaje femenino en otra obra de Böll, la Leni de Retrato de un grupo con señora. Spinoza condenaba el arrepentimiento por considerarlo una forma de la tristeza. Llegó a escribir que “el que se arrepiente es doblemente miserable.” Así, Katharina mata a un periodista gráfico sin remordimientos después de que éste haya destrozado su vida privada. El personaje principal femenino es algo ingenua, romántica e inteligente y es tan sensible con respecto al sexo que su percepción del tema roza la mojigatería. No obstante, es capaz de amar a un hombre más allá de las convenciones sociales. Así es, pues Katharina se enamora de un fugitivo de la justicia, sospechoso sin prueba alguna de ser un terrorista. También Katharina se rige por sus propias normas  y su propio código moral. Es leal y orgullosa. Las mujeres de Böll, como las de otro autor alemán, Robert Musil, están siempre en la frontera. Mujeres atemporales y completamente atípicas. La obra está narrada como una serie de informes policiales, y se deja claro desde el primer momento que lo secundario en la vida de la protagonista pasa a un segundo plano. Es precisamente este segundo plano lo que determina nuestra existencia. Böll emplea el recurso del flashback para darle mayor verosimilitud a la historia que narra, y que recuerda a uno de los más emocionantes relatos de todos los tiempos: la marquesa de O, de Heinrich von Kleist.

 

No es este el mejor libro de Heinrich Böll, autor de la literatura de posguerra. Su obra más famosa es Ansichten eines Clowns (opiniones de un payaso), por la que consiguió el reconocimiento mundial. Defensor de los oprimidos, en este caso de las víctimas del cuarto poder y de la libertad de expresión, este libro debería leerse al menos una vez en la vida para cuestionar hasta qué punto son verdaderas las noticias que nos llegan a través de los medios de comunicación.

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