El Aleph

Durante mis años de lector, que pueden reducirse a quince, he leído multitud de libros. Me he consagrado al estudio de la literatura inglesa, alemana, italiana, francesa, española, norteamericana y también a los grandes escritores rusos. Puedo poblar esta página con nombres de escritores ilustres que perviven en mi memoria y en mi vida: Dante, Shakespeare, Cervantes, Goethe, Víctor Hugo, Flaubert, Zola, Nerval, Maupassant, los hermanos Goncourt, Milton, Wordsworth, Coleridge, Keats, Byron, Shelley, Dickens, Emerson, Hawthorne, Poe, Dostoievski, Tolstoi, Gogol, Lermontov y un largo etcétera. Ningún escritor me ha asombrado tanto como Borges, pues en sus libros se contiene la infinita literatura y el infinito universo. Esta vez me toca reseñar el Aleph, tal vez su mejor libro de relatos. ¿Qué decir de los cuentos que pueblan este maravilloso libro, sino que son reflejos de la divinidad, o modos de la sustancia infinita, como diría Spinoza?

 

El inmortal, relato que abre el libro, es una reflexión un tanto filosófica sobre lo que causaría la inmortalidad anhelada en los hombres. De todos los cuentos, el mismo Borges dice que es el más trabajado. El cuento los teólogos es una narración entre la disputa de dos teólogos medievales, y un estudio sobre la identidad personal, que ya Locke estableció que se encontraba en nuestros recuerdos y en nuestra memoria. Cabe destacar Emma Zunz, mujer que para vengar la muerte de su padre tiene que dejarse violar por el asesino de éste. Deutsches réquiem nos cuenta el destino de un oficial alemán al que han condenado y en él Borges ve la derrota de Alemania. El oficial nazi defiende la voluntad de poder de Nietzsche y la ideología germana que ha vencido a la civilización occidental. La otra muerte es una narración bien razonada sobre la ilusión del tiempo. La casa de Asterión relata la existencia del laberinto y el personaje principal resulta ser el Minotauro. En busca de Averroes narra la vida del filósofo cuando éste trata de transcribir un concepto aristotélico al árabe. El Zahir cuenta la fascinante historia de esta moneda, con pasajes de Tennyson y un poco de metafísica de Schopenhauer, para llegar a la conclusión de que puede que detrás de la moneda esté Dios. La escritura del dios narra el encarcelamiento de un sacerdote que descubre el secreto del dios en la piel del jaguar que yace en la celda contigua a la suya. Los dos reyes y los dos laberintos es una interpolación de las mil y una noches, en la que se relata cómo un rey de Babilonia encierra en su laberinto al rey de Arabia, y éste encomendándose a Dios, consigue escapar. Luego el rey de Arabia hace preso al rey de Babilonia y lo deja en mitad del desierto, un laberinto sin pasadizos pero más inaccesible que cualquier otro. El Aleph es el cuento que cierra el libro, y en él, el protagonista ve la totalidad del universo en un sótano de una casa de Buenos Aires. El todo está en cada una de las partes y cada parte es el infinito mismo. Como diría Leibniz, los espejos vivientes del universo, refiriéndose a las mónadas, que componen el universo.

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