Memorias del subsuelo

Esta novela corta de Dostoievski es una precursora del movimiento existencialista. Su título nos revela lo que Freud descubriría más tarde como inconsciente, y es en ese nivel donde se desarrolla la acción. Se trata de un funcionario que escribe una serie de memorias en las que reflexiona sobre el bien y la libertad, negando ésta, ya que si somos frutos de las leyes de la naturaleza, el libre albedrío no existe. Este determinismo duro nos recuerda la tesis de Spinoza de que todo está determinado a obrar de cierta manera. En términos religiosos, nos conduce a la idea de predestinación. En la segunda parte de la novela se nos narra la historia del personaje principal, cuyo nombre no conocemos, cuando éste va a una cena a festejar una reunión de antiguos alumnos. La diferencia entre el pensamiento y la acción del protagonista es evidente a lo largo de toda la obra. El ser y el pensar son la misma cosa, dijo Parménides. No así en el protagonista, que desea el mal hacia sus compañeros pero nunca actúa según sus propios pensamientos. Después de tener un altercado con éstos, nuestro personaje conoce a una joven llamada Liza, que constituye el elemento redentor de la novela. Él le dice que ella morirá algún día, que se hará vieja, como el famoso verso de Ronsard, y que nadie se acordará de ella ni irá a visitar su tumba cuando le llegue el fin. Finalmente se separan pero él le deja su dirección para que lo visite si así lo desea. En las páginas terminales de la novela asistimos a un hecho que nos deja perplejos y atónitos. El protagonista intenta comprar a Liza como si fuese una vulgar prostituta con un billete de cinco rublos, tras lo cual se arrepiente y sale a su búsqueda. Del todo infructuosa, pues Liza ha desaparecido para siempre. Como he indicado, la obra trata de buscar el origen de nuestras malas acciones en la conciencia y también en la subconsciencia, anticipándose a Freud unas décadas. Éste habló del impulso de vida (Eros) y del impulso de muerte (Thanatos). Sin duda alguna nuestro protagonista se identifica con este último.

 

Dostoievski es uno de los principales escritores de la literatura universal, y junto con Tolstoi, el mayor escritor de la literatura rusa. Se sintió atraído por la literatura leyendo a Balzac, al cual tradujo. Stefan Zweig lo denomina el mayor conocedor del alma humana, el cirujano del espíritu, poniéndolo en un lugar semejante a Shakespeare. Desde luego Dostoievski creó arquetipos inmortales y eternos, como Raskolnikov de crimen y castigo o Iván y Aliosha en los hermanos Karamazov. En algún libro intentó encontrar el prototipo de la bondad absoluta, como en el idiota, cuyo personaje principal, el príncipe Mishkin, ha sido comparado con don Quijote. De hecho se le conoce como el Quijote ruso. Las mujeres y el juego fueron los elementos que desestabilizaron la vida de Dostoievski, junto con la epilepsia que padeció y que le hacía sentir un misticismo hacia la realidad y hacia las criaturas. En toda su obra podemos ver la influencia que ejerció el cristianismo, y la búsqueda de Dios y la redención a través de la femineidad son sus principales temas.

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