Sábato es un escritor que ha sido injustamente infravalorado. De alguna manera siempre estuvo a la sombra de Borges, que lo despreciaba. Científico de formación, estudió física en Argentina para después trasladarse al instituto Marie Curie de París. Más tarde terminaría en el MIT, pero fue entonces cuando descubrió su pasión por la literatura y empezó a forjar su destino como escritor. Este ensayo es el primer libro que escribió y que recibió los elogios de Bioy Casares entre otros. Se trata de una serie de entradas y definiciones de distintos términos tanto científicos como literarios y filosóficos. Así Sábato nos habla de la eternidad del mundo postulada por Aristóteles y refutada por las observaciones que hizo con su telescopio Galileo. En otra entrada habla del Apeiron de Anaximandro, el infinito del que surgen todas las cosas y al que todas las cosas vuelven. También dedica una breve reseña a Borges y su literatura. En esta nos dice que Borges es un autor fantástico que es capaz de mezclar el Martín Fierro con Stevenson y las teorías de Basílides. Sus cuentos son matemáticamente perfectos y han sido labrados con una minuciosidad exquisita. Así por ejemplo describe la muerte y la brújula, relato policial que postula las aporías de Zenón de Elea para descubrir al criminal. Muchas son las influencias de Sábato. Ante todo, sus obsesiones son las de cualquier mortal: el sentido de la vida, la muerte, la existencia de Dios, el dolor, la felicidad. Entre sus autores predilectos destaca Rilke, que nos enseñó que la belleza puede destruirnos. Asimismo Baudelaire, el poeta del tedio, Rimbaud, Mallarmé, Poe, Kafka o Heidegger son otros autores a los que debe mucho. En este libro destaca sobre todo su preocupación por la ciencia como medio para conocer la realidad. De alguna forma, postula las entidades platónicas, es decir, las formas eternas e inmutables de las cosas que las matemáticas son capaces de inteligir. Pero también le preocupa sobremanera el desarrollo del fascismo en otros países distintos de Alemania. Con una exactitud crítica, Sábato enumera los factores que hicieron que Hitler y el nazismo triunfasen en el poder. El precursor del nazismo, en cuanto a pensamiento, podemos decir que fue Carlyle, que dejó escrito que “la democracia es la desesperación de no encontrar héroes que nos dirijan.” Después enumera una serie de personajes alemanes que han contribuido al desarrollo de las ciencias, de la literatura y de la filosofía. Recordemos algunos: Leibniz, Kant, Herder, Hegel, Schopenhauer, Novalis, Goethe, Schiller, Heine, Holderlin, Einstein, Planck, Schrodinger.
Para Sábato el sentido común amenaza con disolver algunas de las ideas más extraordinarias del Occidente. Así la teoría de la relatividad de Einstein, que declara que el tiempo y el espacio son una sola entidad y que el tiempo es relativo al observador podría calificarse de delirio. Así también la tesis de Hume, que niega el yo, o el famoso adagio de Berkeley, esse est percipi, que hace de Dios el espectador universal del universo.
Sábato recibió el premio Cervantes en 1984, sólo cinco años después de obtenerlo Borges. Se trata del mayor galardón de la literatura en lengua española. Leyendo este precioso libro me doy cuenta de que Sábato es inmortal, y puede ser considerado un clásico del siglo XX.