El escritor según él y según los críticos

En este bello libro de memorias y autobiografía, Pío Baroja nos adentra en los recovecos de la producción literaria. En sus páginas encontramos los pormenores del que quizás haya sido el mayor novelista español del siglo XX y uno de los máximos representantes de la generación del 98. Baroja insiste en que tal generación no existe, y que sólo se trató del sueño de unos cuantos escritores, aparte de que en el 98 ninguno de los componentes de tal generación era conocido, con la excepción de Azorín y tal vez Unamuno. También nos narra sus amistades con los escritores de la época. Digno de reseñar es su actitud hacia Valle-Inclán, por quien sentía una profunda antipatía. Valle- Inclán leía todos los libros de Baroja, pero éste no leía nada de lo que publicaba Valle-Inclán. En otro momento nos cuenta su amistad con Ortega y Gasset y la profunda cultura de éste, que había estado formándose en Alemania. ¿Qué escritores influyeron en Baroja? Según el mismo nos cuenta, Dickens, Poe, Stendhal, Balzac, Dostoievski y Tolstoi fueron sus autores predilectos. De todos ellos tal vez Dickens sea el que más le influyera en su forma de escribir, y Dostoievski en la profundidad de algunos personajes. De Racine dice que es una extensión de la literatura clásica griega, especialmente de Eurípides, y que no gusta fuera de Francia. Lo mismo sucede con Corneille. El clasicismo francés, atado a la unidad clásica de Aristóteles, no puede suscitarnos los mismos sentimientos que las tragedias de Shakespeare. De los autores contemporáneos que escriben como Baroja, es decir, de una forma realista, éste nombra a Hemingway, sin duda influenciado por el autor vasco, y a Dos Passos. Es curiosa la comparación con Thomas Hardy. Yo anuncié que algunos de los personajes de las obras de Delibes tienen el carácter fatídico de los de Hardy, pero la comparación entre Baroja y Hardy no me puede parecer más acertada. El crítico John Garrett le compara con Meredith además de con Hardy. Pero Hardy era un desgraciado, mientras que en las obras de Baroja sentimos el tedio vital, fruto de la influencia de Schopenhauer. De todos los libros de Baroja, tal vez su obra maestra sea el árbol de la ciencia, al menos la más perfecta en cuanto a estructura. De sus lecturas filosóficas dice que los párrafos que más le impresionaron son los de Heráclito y Protágoras. Esto es normal si consideramos que Baroja era un agnóstico que no creía en la historia como ciencia. Como Schopenhauer y De Quincey cree que la historia son sólo sucesiones de hechos particulares donde no se puede establecer una ley que los rija. De los filosófos  modernos, los que Baroja leyó con más pasión fueron Kant y Schopenhauer. Pero confiesa que a Kant sólo lo ha entendido parcialmente. Como el resto de los mortales, tiene que acudir a la interpretación que nos da Schopenhauer del pensador inmortal autor de la crítica de la razón pura. Pero el sufrimiento vital de Schopenhauer queda contrarrestado en Baroja con la acción del pensamiento de Nietzsche. Resulta curioso que Baroja no leyese a los autores alemanes del siglo XX, con la excepción de Kafka. De todas formas, su estilo sencillo, claro y límpido permanecerá en la memoria del lector para siempre.

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