Reseñar una compilación de los cuentos de terror de un escritor afamado como Ambrose Bierce puede parecer a priori una tarea titánica. Yo diría que se trata de una labor infinita e inagotable. Bierce nació en Ohio el 24 de junio de 1842, y no se sabe cuándo murió, ya que se le perdió la pista al trasladarse a México. Se cree que luchó junto a las tropas revolucionarias de Pancho Villa, pero nada se sabe con certeza. Periodista, autor de cuentos de terror, Bierce, apodado Bitter Bierce (Bierce amargo) por sus contemporáneos, es uno de los nombres de la literatura norteamericana que no debemos olvidar. Su libro, el diccionario del diablo, fue nombrado como uno de las cien grandes obras maestras de la literatura americana. Michael Dirda lo pone a la altura de Poe y Lovecraft en cuanto a escritor de relatos de misterio y terror. Sus historias de guerra influenciaron a Stephen Crane y Ernest Hemingway entre otros.
El libro que tengo entre mis manos es una compilación de todos los relatos de terror escritos por Bierce y componen un total de 46 relatos. Tomás de Aquino llamaba al mal causa deficiente, para sostener que el mal no tiene realidad en sí mismo, sino que es una corrupción de un bien superior. Deficientes es el adjetivo perfecto para calificar a esta serie de relatos. Muchas veces no intuimos el miedo, otras sencillamente el tedio nos rodea. Se nota demasiado el mecanismo repetitivo de las historias. No obstante, hay algunos relatos que milagrosamente salvan el volumen. Entre ellos se encuentra el relato llamado la muerte de Halpin Frayser, donde sentimos el horror con curiosidad y simpatía. Asistimos a la muerte del protagonista estrangulado por el propio cuerpo de su madre fallecida, no como un espectro del más allá sino como un cadáver similar a un zombi.
De entre todos los relatos que componen el libro, el suceso en el puente sobre el río Owl nos conmueve hasta la médula. Se trata de uno de los mejores relatos de la literatura americana de todos los tiempos, y yo diría que de toda la literatura. No por nada Cortázar lo eligió dentro de una serie de cuentos imprescindibles. Asimismo, los usos de la imaginación y del tiempo en este relato influyeron en el cuento de Borges, el milagro secreto, en el que Dios concede un año de vida al protagonista para que pueda terminar su obra. Ese tiempo subjetivo es el que tardan las balas de los fusiles en llegar al cuerpo de la víctima.
El protagonista del cuento imagina que se ha liberado de la horca que va a terminar con su vida, y fantasea con la fuga y el posterior encuentro con su mujer cuando llega el momento fatal de la muerte. La historia puede ser vista como una parábola. No hay salvación, estamos todos condenados. Sólo hay oscuridad y silencio. Para Bierce no hay redención cristiana, y todo intento de salvación es fútil.
En definitiva, un libro para el olvido en tono general, pero que se salva por un cuento inmemorial y eterno como el suceso en el puente sobre el río Owl. Con total derecho se ha ganado un puesto en la inmortalidad, junto a otros relatos como la bestia en la jungla, de Henry James, Wakefield de Hawthorne o Bartleby el escribiente de Melville.