William Blake

William Blake es uno de los poetas más fascinantes de todas las literaturas. Sus influencias son vastísimas y sobrepasan el ámbito de la literatura. Podríamos calificarlo de místico. Creó poemas y mitologías inmortales. Entre sus autores predilectos destacan Milton, Swedenborg el visionario y filósofos como Platón, Plotino o Spinoza. Sus poemas más conocidos no son los mejores. Cantos de inocencia y cantos de experiencia relatan un mundo prerromántico donde se ensalza la naturaleza y las ideas de la revolución francesa. Una de sus obras más conocidas es el matrimonio del cielo y el infierno, en la que describe el paraíso y el infierno como estados mentales del alma. La totalidad que Blake vislumbra jamás es quietud o armonía mansa. Más bien es un vórtex en el que se debaten fuerzas inagotables. El yo en el poema de Blake es un anima mundi, el poeta es una divinidad, el Hombre-eterno. Es bien sabido que Blake creía en el mundo espiritual y sobrenatural. Influenciado por el paraíso perdido de Milton y las visiones de Swedenborg de ángeles y demonios, escribe Blake: “todo Efecto Natural tiene una Causa Espiritual y no una Natural; pues una causa Natural sólo lo parece.” Y a Blake asociamos de forma inevitable la imagen del tigre, como a Keats la del ruiseñor. Milton declara la existencia de un infierno inmanente: “which way I fly is hell. I myself am hell” El lugar por el que vuelo es el infierno. Yo mismo soy el infierno. También André Gide hace eco de un infierno terrenal en su diario. Blake no es menos. En su poema el primer  libro de Urizen describe una cosmogonía en la que Urizen, el Jehová bíblico, crea un universo a partir de su mente. De ella emanan dos entidades, Los y Enitharnon, que pueden verse como los principios constitutivos del cosmos, tiempo y espacio, o en conceptos de Spinoza, extensión y pensamiento. De ellos surge Orc que simboliza la revolución. Es evidente el tono gnóstico del poema, donde el mal surge por la deficiencia y la caída del demiurgo También Blake creía en la armonía de los contrarios, como Heráclito. A este respecto, declara:” The Negation must be destroyed to redeem the contraries” La negación debe ser destruida para redimir los contrarios. Como en la tríada hegeliana, se produce una negación de la negación, una Aufhebung, una superación de la contradicción en la síntesis de los contrarios.

Blake tuvo visiones desde muy joven. En una ocasión dijo haber visto el rostro de Dios en la ventana de su cuarto. Por esto se cree que padecía esquizofrenia. Pintor genial, ilustró muchos de sus poemas así como diversas obras clásicas como la divina comedia de Dante o el paraíso perdido de Milton. Su vida no fue fácil. Frecuentaba la cábala, los mitos hindúes y el más allá. En las enseñanzas judaicas Dios crea el universo a través de las diez emanaciones o sephirots de su propio espíritu. Asimismo Blake creó, como Lovecraft, un universo poblado de dioses, demonios y ángeles en los que no siempre el Bien, aspiración suprema de la filosofía platónica, triunfa.

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