Este libro de Jung es un estudio de los distintos tipos psicológicos que conforman la naturaleza humana. Desde el psicoanálisis, Jung profundiza en el contenido del inconsciente para definir los caracteres y las diferentes personalidades. Para ello acude al conocimiento mitológico y literario, pues ve en estas disciplinas los antecedentes de su doctrina. Es muy interesante el análisis que realiza del problema de los universales. La controversia se inició con Juan Roscelino. Para él los universales eran mera nomira rerum, o más conocido como flatus vocis. Para Roscelino sólo existen los individuos, por lo que la Trinidad se disuelve en tres personas. En el polo opuesto se encontraba el maestro de Abelardo, Guillermo de Champeaux, un realista extremo, pero con toques aristotélicos. Entre las cosas individuales no habría una diferencia esencial, sino sólo una multiplicidad de accidentes. Asimismo Jung estudia el problema de la existencia de Dios desde la prueba ontológica de Kant. Anselmo de Canterbury fue el primero en proponerla. Según esta teoría la existencia de Dios se deriva de la idea de Dios. Ya Descartes retomaría este argumento en sus meditaciones metafísicas. Del concepto de un ser supremo deriva necesariamente su existencia, que es una perfección Gaunilón, monje contemporáneo de Anselmo ya hizo la advertencia de que la representación de unas islas perfectas, las islas afortunadas, no conlleva la existencia de dichas islas en la realidad. Pero el argumento ontológico siguió vigente durante mucho tiempo. En el siglo XIX Fichte, Hegel y Lotze lo emplearon. Y todavía en el siglo XX un matemático de la talla de Gödel lo utilizaría para demostrar matemáticamente la existencia de Dios.
Jung, que tomó el concepto del inconsciente de Freud, considera que éste es colectivo y que de alguna manera se manifiesta en todas las culturas y épocas. De este modo, hay sueños que son comunes a la humanidad. El inconsciente es para Jung un espacio donde la psicopatología está latente. Como Henry Ey, Jung cree que la enfermedad mental es el resultado de que el inconsciente irrumpa en la vida consciente. También es interesante el análisis que realiza de los tipos de Jordan: principalmente divide a las personas en extravertidas e introvertidas. En el extrovertido prima la acción frente a la reflexión, mientras que en el introvertido ocurre a la inversa. Con estas ideas, Jung va analizando distintos personajes literarios, como Schiller y Goethe, hasta Spitteler. Schiller representa el tipo de hombre introvertido, sumido en el pensamiento y en sus ideas. Goethe por el contrario representa al tipo extravertido, que mezcla de forma perfecta la acción con el pensamiento, sin quedarse anclado en ninguno de los dos.
Y una divinidad hablaba
Cuando me imaginaba estar hablando yo,
Y si me imaginaba que hablaba una divinidad,
Era yo mismo quien hablaba
Con estos versos Goethe pretende dar rienda suelta a su tesis panteísta, tomada de Spinoza, de la naturaleza y el hombre. Otros autores estudiados en el libro son Boehme y el maestro Eckhart, el místico del XVII Angelus Silesius y la lucha entre lo apolíneo y lo dionisiaco de Nietzsche.